Y llegó el iPad; lo quiero, lo quiero, lo quiero, y lo tengo. Para ello me he tenido que apretar el cinturón y así seguirá durante unos meses, apretadito. Pero la felicidad que me aporta este revolucionario aparato hace más llevadera la dieta.
Vale que soy algo geek y fiel seguidora del Evangelio según Steve Jobs, pero de un tiempo a esta parte, siempre que me he comprado algún Mac-capricho ha sido por necesidades puramente laborales y algo estéticas, lo reconozco.
¡Caray!, ¿a quién quiero engañar?, si hasta mi marido se ha planteado meterse en la cama con un disfraz de iPad para ver si le hago un poco de caso.
Y ahora está el tema: ¿de verdad eres tan materialista?. Pues será que si, yo qué sé. Intento llevar una vida equilibrada, entre el “no desear” budista y el “desearlo todo” de la sociedad capitalista. No se puede ir contra corriente, a menos que vivas plantando yuca en algún lugar remoto del continente africano. Tampoco puedes vender el alma al diablo por cada número que sume el bendito iPhone.
La verdad está en el centro. Se debe estar muy bien a la sombra del árbol de Siddharta Gautama, pero se debe estar mejor si tienes un iPad entre las manos que te haga más llevadera la espera del nirvana.
equilibrium!! :)
ResponderEliminarPoco te puedo comentar... Ni botibotas ni ipanoséqué han sido/son una neura que me haya dado.
ResponderEliminarHummm, yo creo que me dio por tener un Geypermán negro...
SIIIII, equilibrio, debería ser experta, soy libra...
ResponderEliminarDesclasado lo del Geyperman negro me vale como ejemplo. Lo mío fue un artilugio del Un, Dos, Tres, lo tuyo un artilugio negro..., cada cual con lo suyo.
Lo del disfraz de iPad... tomo nota.
ResponderEliminarAunque no se que pensaría su marido.
Siempre suyo
Un completo gilipollas
Los hombres..., os volvéis sabios cuando queréis pillar cacho.
ResponderEliminarBesote Completo..., no quiero faltar.
yo vendi ipod y iphone para adecuaciones de mi nuevo departamento, ahora, aún en el departamento nuevo, sigo extrañandolos!... saludos!.
ResponderEliminarTe acompaño en el sentimiento, aunque elegiste "árbol", y eso siempre es una buena elección.
ResponderEliminarJe je, eso se llama caer en las redes: primero se fomenta la necesidad y después ahí está el producto que la satisface. Tengo un compañero de trabajo a quien le ha tocado una y está decepcionado con sus funciones...
ResponderEliminarMe he acordado de un programa de Miquel Calzada donde salía un señor de Mongolia tenía una tienda de campaña y 12 cabras. En su entorno lo tenía todo, era rico. Poseía todo cuanto el podía imaginar...
Yo sigo fiel a mi Nokia antiguo a prueba de bomba, un teléfono que sirve para telefonear y a mi reloj que da la hora, sólo la hora. Así que cuando llegue el cometa ese que estropee los satélites estaré preparado como aquel señor de Mongolia...
besos
Oh Manel!, ¿y yo qué haré cuando aterrice el cometa ese??????. Así de pronto me quedo sin curro; y ni iPads, ni lenteja, ni modelitos nuevos, ni na de na...
ResponderEliminarHola Maria Alberti!
ResponderEliminarEl materialismo a cualquier edad, nos supera.
Nos tienen muy bien amaestrados...
Saludos de J.M. Ojeda.
Buen Domingo.
Me gusto mucho su blog.