Poco a poco...

PROBLEMA
Tengo pánico escénico. ¡Hala!, ya lo he dicho. Ya se que no queda muy bien en mi curriculum admitir este tipo de cosas pero, ¡qué se vaya al cuerno quien no sepa apreciar el talento de una redactora creativa con un agudo y persistente pánico escénico!. Todo empezó en mi época de agencia, un día, sin venir a cuento, unos minutos antes de una presentación que se prometía fácil, ocurrió. Mi director creativo estaba haciendo las presentaciones: “Cliente María, María Cliente…, estamos muy contentos con el resultado, nuestro equipo ha trabajado un concepto que os asombrará, ¿verdad María que los dejaremos boquiabiertos?”.

La confianza mostrada por mi jefe hacia nuestro trabajo y lo que se me antojó como un apresurado comienzo de la presentación, hicieron que la presión fuera insoportable. De repente ensordecí, sólo podía escuchar los latidos de mi enérgico corazón. Todo se hacía grande a mi alrededor o más bien yo menguaba hasta convertirme en el minúsculo punto de fuga desde donde todo tenía un vértice gigantesco y amenazador. El silencio que precedió a las palabras de mi jefe me pareció un siglo de segundos mudos. A lo lejos, yo misma gritaba; “vamos, venga, ¡empieza ya!, esto no es más que otra presentación aburrida que acabará con los debates absurdos de siempre y quizás, con un poco de suerte, puedas coger las pocas ideas que queden sobre la mesa, malheridas y mutiladas, y llevarlas a la UVI, donde se pasarán unos días, quizás meses, hasta ver la luz, y al final saldrán dignas aunque no enteras... “. Era la canción de siempre; ¿porqué sonaba tan mal?.

Se acabó la reunión con el resultado esperado: el de las ideas en la UVI y eso. Todo lo que ocurrió en mis diez minutos de exposición lo recordaba difuso, lejano. Estaba aturdida, aun así, mi jefe me felicitó. ¡Vaya!, mi tormenta interior no había sido evidente. Aparentemente, nadie habían notado nada.

Dio lo mismo, desde ese día en adelante el patrón se repitió una y otra vez. En todas y cada una de las presentaciones siguientes el pánico se apoderaba de mi y el mundo daba vueltas.

¿SOLUCIÓN?
Por eso me apunté a clases de Comedia Musical, para vencer ese pánico. Como resultado, este viernes tengo que bailar y actuar ante un montón de personas que no conozco de nada. Y mientras tecleo cada vez más fuerte, no acabo de entender la necesidad del ser humano en hacer este tipo de idioteces y someterse a este tipo de torturas masoquistas con la intención de superar un trauma. No quiero hacerlo, y lo digo mientras lloro de miedo empapando el teclado y me cago en todo por tener que hacer semejante ridículo el viernes. Por cierto, por si asalta la duda, bailo fatal, aunque si le preguntáis a mi marido dirá que bailo de cine, el amor hace estragos en la objetividad de la gente.

DESENLACE
El viernes ya pasó. ¡Lo hice!, ¡bailé!, y no lo hice ni bien ni mal, pero me lo pasé genial. ¡Prueba superada!. Recité mi papel sin trabarme aunque con un exceso de saliva que hizo difícil la vocalización. Bailé Abba cual petarda soñadora, eso es lo que se esperaba de mi y eso es lo que hice. Y me reí mucho, me reí de mi misma y de mis miedos. ¡JA!

10 comentarios:

  1. María, yo también he sentido esa sensación. Lo has descrito a la perfección. Destaco que has sido valiente al ponerte tú y en primera persona cuando lo fácil habría sido esconderse detras de un personaje inventado y, quizá, hacerle sufrir más petardeando con Abba...

    Yo también hice teatro y en aquella ocasión los agradecidos focos (que quemaban), impedían ver al público, ¡ni los de la primera fila! Así que lo tuve fácil y como tú, ni bien ni mal.

    Las últimas veces que me ha vuelto a pasar eso han sido siempre a causa de lo mismo, improvisación, prisa, muchas cosas a la vez, no saber decir "no", etc. etc.

    Un abrazo y un beso

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  2. Desclasado, pego aquí tu comentario que en un momento de despiste he publicado 5 veces el mismo post…

    Desclasado dijo...
    Jajajajajajaja.

    Es que no sé ni qué decir...María en plan give me, give me...
    9 de junio de 2010 07:19

    María Albertí dijo...
    Ya, ya..., si me cuesta creerlo pero ahí estaba yo, cantando el mama mía, mirando al miedo directamente a los ojos...

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  3. Gracias Manel, me encantan tus comentarios.

    Un abrazo!!!!!!!!!

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  4. Hola María:
    Una vez superada la prueba, nos reímos de nuestros temores iniciales, dice mi madre que la vida jamás nos coloca pruebas que no podamos superar, y es verdad...
    Gracias por tu paso en mi Blog, escribes con soltura y es grato leerte.
    Un beso.

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  5. Jajajajajaja. Me río yo de tu pánico escénico porque creo que en el fondo, no es más que una timidez absoluta. ¿O no?.
    Perdona, no te conozco, acabo de entrar y ya te voy juzgando...
    Pero lo que me interesa es el texto. Y ahí, con pánico o sin él, te aplaudo; lo he pasdo bien, has descrito la sensación (también yo la he sentido en algún momento) a la perfección y lo has escrito de una manera bien amena y divertida.
    ES posible que, en el fondo, tu marido tenga razón y bailes estupendamente.
    Volveré.
    Saludos

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  6. Hola Taty, tu madre tiene mucha razón, aunque todos quisiéramos no tener que demostrar hasta donde podemos aguantar...
    Gracias por el comentario!!

    Pues si Fondilleda, soy mega tímida pero voy evolucionando. Un besote y gracias por la visita, ha sido un placer.

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  7. Todos llegamos a sentir el pánico escénico en dado momento.Aun los actores profesionales podemos llegar a sentir intimidación al ser enfrentados a expresarnos frente a alguien.
    Dice bien el dicho que con papel bien sabido,no hay mal actor.
    Ensayar antes de la presentación lo más que pueda,le servirá mucho.

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  8. Eso me pasa cuando salgo a cantar, a pesar de que en los ensayos todo esta perfecto, al momento de ver al público frente a mi, la voz se me apaga y siendo hormigas en el estómago... por suerte siempre encuentro una mirada amiga, cierro los ojos y empiezo a cantar...asi lo supero...así empeizo a divertirme con el público y la música...

    Me hiciste recordar María y es genial que lo hayas superado :)

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  9. Pues...quizás la próxima...sea irte con un buen puñado de amigos a un karaoke....porque ¿sabes?, al final los desconocidos nos importan un bledo. Pero si eres capaz de no temer al ridiculo mas espantoso con la gente que te quiere y a la que quieres......¡serás la reina del mambo!

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