¿y qué más?
¿Cuándo te echarás un novio?. Y me echo un novio. ¿Cuándo te casarás?. Y me caso. ¿Cuándo tendrás un hijo?. Y tengo un hijo. ¿ Cuándo irás a por el segundo?.
¿Cuándo dejaré de estar en deuda con la sociedad?.
Relájense un poco señoras y señores, pasen y vean este espectáculo llamado vida que al final siempre pasa el cepillo. Intenten disfrutar de lo que aquí van a ver y sentir y traten de no juzgar lo que no son capaces de entender, que la cabeza funciona muy rápido y la vida tiene su ritmo. Concéntrense en el actor principal, es un tipo normal, con miedos, predestinado a existir más allá de sus deseos. Su delgada figura ocupa el centro del coso taurino. Tiene los ojos clavados en la puerta grande, pero no tiene ninguna intención de salir a hombros, sólo espera existir en el albero el máximo tiempo que la bestia se lo permita.
El sol penetra con fuerza en la arena, y sus ojos se llenan de lágrimas que resbalan por sus mejilla y se confunden con el sudor. Tiene una vida y cuatro burladeros.
El murmullo de la gente lo inquieta y le hace mirar a cualquier dirección, como si la muerte no se anunciase y tuviera que venir de sopetón.
Entonces piensa en todos aquellos a los que quiere y le consta que le quieren. Y se pregunta cómo llegó hasta esta plaza. A quién tenía que demostrar, y el qué. Y sigue petrificado en medio del coso.
El traje de luces le oprime, y aunque le presta dignidad, también le procura protagonismo que no quiere, que no busca, que te regala con traje de luces y capa.
La gente silba y abuchea, exige postura, valentía y arrojo y eso, señores míos, él no lo tiene y nunca lo quiso para sí. Tenía metas más simples, se conformaba con poco, pero de tanta insatisfacción a su alrededor, creyó mal que algo tenía que demostrar.
El toro nunca saldrá. Y nuestro personaje vivirá para contarlo, sin sacar pecho, siempre atemorizado por algo que no va a pasar, un fantasma que jamás se presentará. Y siempre con la incomoda sensación de que se debe a un público insaciable.
Sólo yo lo siento, sólo yo lo sé. Sólo a mi me lo debo.
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y solo a ti me dirijo.... me parece un post interesante y un blog singular.
ResponderEliminarTe dejo un salydo desde la armonia del coaching.
Paz
pacobailacoach.blogspot.com
Gracias Paco. Ahora busco un hueco de silencio y te leo
ResponderEliminarEscribes muy bien, lo cual es muy de agradecer por los que navegamos en busca de islas donde aprovisionarnos. Muchas gracias por visitar mi perplejo mundo y adherirte a la causa. Espero no defraudarte y que nos ayudemos mutuamente a crecer. (!)
ResponderEliminarEl eterno dilema entre el ser y el deber-ser. Prefiero dejar de pensar en el "que dirán" e intentar ser feliz. Muy buen texto. Me dejó pensando! Un beso
ResponderEliminarGracias Perplejo, espero seguir siendo testigo de tus triunfos.
ResponderEliminarGracias Martín, nos vemos en El Living.
María
ResponderEliminarMe encantó recibir tu visita y vine a mirarme en tu espejo.
Me encanta.
Cuando vengas a Cali Colombia me avisas para tomar un café juntas.
Abrazo,
Penélope
María no sé si se pudo publicar mi mensaje así que lo repito.
ResponderEliminarMe encantó recibir tu visita en mi página y que seas seguidora, así que vine a mirarme en tu espejo y me encantaron tus letras.
Cuando vengas a Cali Colombia avisame para tomarnos un café juntas
Abrazo,
Penélope