1980 y cinco años

No se si fue la primera vez que fui al cine pero si la primera que recuerdo. Tenía cinco años y estaba a punto de acudir con mis padres al gran estreno de la temporada: “El lago azul”, protagonizada por una adolescente Brooke Shields y un fugaz Christopher Atkins. Para quienes hayan visto esta peli les parecerá poco apropiado que mis padres me llevasen a verla con tan sólo cinco años, de ahí que la recuerde, si no ¿de qué?…
Yo estaba emocionada con el plan, pero la espera para entrar en la sala de proyecciones se convirtió en una pesadilla. El vestíbulo estaba atestado de gente y mi padre me atraía hacía sí para evitar que fuese aplastada o golpeada. Durante la espera y desde mi escaso metro de estatura, veía a la gente meter mano a su bolsa de palomitas y sacar un puñado del cual solo la mitad llegaban al buche, la otra mitad se posaba en mis rizos.
También recuerdo un intenso olor a quicos. Por aquella época, aunque ahora nos parezca imposible, además de palomitas y Conguitos, en los cines se comían quicos. Hoy por hoy, esos odorantes frutos secos ya no se estilan por las salas de proyecciones, gracias a Dios o al sentido común. Pero esa tarde se mezclaban con el olor a humanidad provocándome cierta repulsión.
Una vez en la sala me senté en lo que recuerdo como una amplia butaca, recuperando mi espacio vital y sintiéndome aliviada por estar entre esas dos personas con súper poderes que eran mis padres, entonces aún los conservaban.
Comenzaron los trailers pero una abuela con peinado ahuecado me dificultaba la visión, decidí no quejarme y me puse de rodillas. Superado este último obstáculo intenté relajarme y disfrutar de mi arsenal de chuches y de la proyección.
La película iba de unos niños que naufragaban en una isla desierta y con el paso del tiempo iban descubriendo su sexualidad a través de juegos inocentes. ¡Oh!, vaya, a la niña se le ven los pechos. ¡Oh! El niño bucea desnudo en aguas azules. ¡Oh!, el niño y la niña hacen cochinadas.
Mis padres se movían incómodos en sus asientos, cruzando miradas recriminatorias. ¿De quién ha sido la idea?. ¿Es que no sabías de qué iba?. ¡Si fuiste tú la que se empeñó en ver esta película!. ¿Y ahora qué hacemos?. Pero, ¿tú crees que ésta se entera de algo?. Dale quicos a la niña y mira la peli.
Tenía cinco años, de ahí que la recuerde, si no ¿de qué?…

6 comentarios:

  1. Jajajajaja qué bueno!!!

    Vaya papelón de los papás!!

    Saludos!!

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  2. Así somos los padres... una máquina de errar! Lo que sucede es que los hijos vienen sin manual de instrucciones (como dice Serrat, "sin saber el oficio y sin vocación")
    Muy buena tu historia... estoy viendo la peli -otra vez- por youtube.

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  3. Hola María, gracias por tus comentarios en mi blog, sabpes que tambi´pen te sigo y me gustan muchos tus posts, en especial, estos que nos retrotraen a recuerdos de infancia:) Un abrazo grande.

    Eze

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  4. A Lady le pasó algo parecido y no se movió del sillón, jajajaj, no la he vuelto a ver de mayor, jajaja, estoy segura de que perdería la gracia.
    Un beso.
    LADY JONES

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  5. Muy bueno también. Has sabido evocar en los ojos de una niña la sensación del primer estreno cinematográfico. La inserción de la abuela y la sorpresa paterna por los desnudos es muy acertada también.

    ¡Qué bien! En tu caso era "El lago azul" que aunque no me guste, tiene cierta estética. En mis recuerdos me aparecen las desérticas praderas de Almería de un olvidable spagetti western y los altavoces del cine (terciopelo polvoriento y verde oscuro con butacas rojas) trompeteando.

    Me ha gustado. Gracias por compartirlo y por estar ahí.

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  6. Mi querida amiga, yo recuerdo perfectamente el olor a cada diferente ambientador industrial de cada cine, desde el primer día. El mejor es el del cine Urgel de Barcelona. Se que puede parecer gilipollas pero removí cielo y tierra (sobretodo tierra) para conseguir la marca del ambientador y llenar mi comedor... es curioso. Yo recuerdo perfectamente el olor de cines que ya han cerrado y a veces ni recuerdo nombres de personas con las que he dormido (cuando ha sucedido ese milagro).
    Y es que solo soy un completo gilipollas.
    Me gusta su blog, la seguiré (pero no muy de cerca para que no me denuncie a los mossos).
    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

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