Y de repente ocurre



“Treguna Mecoides Trecorum Satis Dee” eran las palabras mágicas que utilizaba una jovencísima Angela Lansbury para conseguir la “Locomoción Sustitutiva” en una de las grandes película de mi infancia “La bruja novata”. Yo las repetí más de un millón de veces y jamás moví ni unos tristes zapatos. Tampoco logré hacer volar una escoba. Pero eso me hizo crecer.
Estuve esperando a que Mary Poppins aterrizara en mi ventana durante años. Me bebí una botella entera de Primperan “con un poco de azúcar…” y me supo a rayos de principio a fin. Jamás he conocido a un deshollinador. Y crecí un poco más.
Las espinacas nunca me hicieron más fuerte. Mi primer amor, el niño asmático de “Los Goonies” ahora es un hobbit. Crecí de golpe.
Ya de mayor, vuelves a ver reposiciones como “Karate Kid I” o “Juegos de guerra” y te das cuenta de que, con o sin el gran maestro Miyagi, el tirillas de Dani LaRusso jamás ganaría a la versión americana del rubio de los "Pecos". Y que entrar en el ordenador central del Comando de Defensa Aéreo de Norteamérica con una microcomputadora del 77 tampoco cuela, por muy listo que parezca Matthew Broderick.
Y de repente, cuando crees que te has rendido, cuando la magia es una cuestión de fe. Cuando tu centro de gravedad está tan lejos como tus sueños, cuando te dan un cuaderno en blanco y no sabes que hacer con él, cuando todo parece perdido…, de repente OCURRE: nace Diego, mi hijo.
Así que, Mary Poppins, te sigo esperando.

1 comentario:

  1. Yo también pensaba que la magia era mentira. Especialmente la magia de la navidad... ¿Desde cuándo un árbol repleto de bolas es algo más que un árbol repleto de bolas?
    Pero estas navidad, cuando estábamos colgando las bolitas en el árbol, Lucas nos ayudó. ¿Y sabes qué quiso colgar en el árbol? Su pelotita. Tan redonda. Tan brillante...
    Desde entonces, creo que la magia sólo existe cuando hay un alma inocente cerca.

    Creo que has empezado muy bien. Tengo ganas de leerte más.

    ResponderEliminar